Estoy encantada con Evgeny, así que cuando mi hermano me contó que se
casaban me alegré muchísimo. Y por supuesto, cuando me pidió que preparara algo para los invitados,
aún me alegré más :)
Al principio me pidió un cupcake para cada invitado, porque
total, según él, iban a estar sólo 8 ó 10 personas...
El problema estaba en que yo no iba a estar en la boda (es lo que tiene que te avisen sólo con dos meses de tiempo, que ya tengas comprados los billetes de tus vacaciones y que no haya forma humana de devolverlos…), y eso de dejarle hechos los cupcakes con 10 días de antelación… Mal asunto.
El problema estaba en que yo no iba a estar en la boda (es lo que tiene que te avisen sólo con dos meses de tiempo, que ya tengas comprados los billetes de tus vacaciones y que no haya forma humana de devolverlos…), y eso de dejarle hechos los cupcakes con 10 días de antelación… Mal asunto.
Me suponía un reto, más que nada porque nunca había hecho galletas, pero bueno, valor y al toro, no podía ser muy difícil, ¿no?
Mi hermano tenía la temática muy clara: Evgeny es ruso, así
que quería matrioskas. Además, iba a ser una sorpresa para Evgeny, ¡¡cómo me
gustan las sorpresas!!
Le pregunté los colores, así que estuvo indagando. Me habló
de que hay tres “escuelas” de matrioskas: doradas y rojas, doradas y negras, o
azules y blancas. Las doradas y negras no me gustaron nada, así que le propuse
hacer de los otros dos tipos.
Para complicarme aún más, decidí hacer unas cuantas con sólo
fondant (las de tonos rojos), y otras con fondant y glasa real (las azules),
jajaja, ¡cómo si fuera muy sobrada en la técnica!
Además, para darle esa tonalidad dorada (aunque en las fotos
no se aprecia muy bien), compré Rainbow Dust Metallic, mezclé un poquito con
unas gotas de vodka (qué adecuado para unas muñecas rusas, jijiji) y lo extendí
sobre el amarillo :)
Y ya, para rematar, decidimos escribir el nombre de cada
invitado en las galletas, porque total, como iban a ser unas 20-25 personas (ya
hemos subido de 8-10 a 20-25…), pues tampoco iba a costar tanto, ¿no?
Las galletas son de vainilla, y para mí, una ventaja es
que no llevan huevo, por aquello de las alergias y demás... Aunque claro, si escribes con glasa el nombre de los
invitados, ya le estás metiendo huevo (claro, que siempre se podría dejar
alguna sin escribir).
Así que así estaba yo, a tres días de irme de vacaciones, y
rodeada de fondant, bolsas para galletas, glasa, etiquetas… y 45 galletas. Sí,
al final 45. Y no fueron más, porque me fui de viaje, que si no me planto con
más seguro ;)
De hecho, a la vuelta me pidió unas cuantas más para sus
compañeros de trabajo. Si es que ya sabía yo…
Estas las pude mejorar un poco, porque durante las vacaciones
compre material como si no hubiera un mañana (es
que todo estaba taaaaaaaan barato que no me podía resistir, jijijiji). Así que les pude
añadir unos labios rojos y un flequillo amarillo :)
Si es con más material, más calidad, ¡está claro!
Lo que ya no sé es cómo estaban de sabor, porque claro, como
a los invitados les da pena comérselas…
Así que en fin, prueba superada. Conseguí hacer las 45
galletas, quedaron bastante bien, y luego aún mejor con los retoques extra ;)
para las próximas, jugaré con texturas, ¡que para algo tengo texturizadores
nuevos!
Y desde aquí, muchísimas felicidades a los novios, ¡¡ojalá tenga que hacer otras 45 galletas para vuestras bodas de plata!!
Y desde aquí, muchísimas felicidades a los novios, ¡¡ojalá tenga que hacer otras 45 galletas para vuestras bodas de plata!!