Todo
empezó con una tarta nupcial: la mía. Cuando estaba con los preparativos de la
boda, me volví loca buscando por internet esas tartas que veía en las bodas
americanas, quería algo espectacular y a la vez personal, quería color, quería…
algo que no encontré. Y me quedé sin mi tarta.
Unos
meses después, navegando por la red, encontré por casualidad un artículo sobre
esa clase de tartas, y descubrí la palabra mágica: fondant. A partir de ahí, la vorágine. Ese mismo fin de semana me
metí en la cocina, y a base de nubes de chuche y azúcar glas elaboré mi primera
tarta. Me tiré horas y horas leyendo blogs. Asistí a cursos. Fui invirtiendo
poquito a poco en material. Y, sobre todo, experimenté.
La
verdad es que lo que más importa a la hora de hacer algo de estas
características es la paciencia. Bueno, y algo de mano también es importante. Pero
sobre todo, mucha paciencia. Cuando me siento delante de un proyecto nuevo, sé
que tengo por delante muchas horas de trabajo, raro es lo que me lleva menos de
4 ó 5 horas. Pero no me importa, porque disfruto haciéndolo, y la verdad es que
se me pasa el tiempo volando. Además, la satisfacción que te da un trabajo bien
hecho, o el reconocimiento por parte de quien te lo ha pedido, no tiene precio.
No hay nada como cumplir la ilusión de alguien, simplemente me hace feliz.
Desde
aquí quiero dar las gracias a todos los que me han apoyado desde
la primera vez que vieron un cupcake
mío, a los que han creído en mí, a los que me han hecho publicidad, a los que
me han ido pidiendo cositas para que tuviera la oportunidad de ir practicando,
y a los que están esperando a que se presente la ocasión para pedírmelas. A mi padre y mis tíos por apoyarme desde el primer
momento. A mi hermano por confiar en mí en algo tan importante como es el
detalle del día de tu boda. A Luis y Lorena por hacerme el primer encargo. A David y Alba por darle este empujón final. Y sobre todo, a Jorge, por aguantarme cuando estoy cansada, por darme ideas cuando se me
agota la imaginación, por ser ese apoyo que tanto se necesita cuando se empieza algo nuevo.
Sin
vosotros no habría sido posible, muchas gracias.
Ingrid
Como nata para chocolate
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